El verbo J by Claudia Hernández

El verbo J by Claudia Hernández

autor:Claudia Hernández [Hernández, Claudia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: literatura salvadoreña, novela en español, violencia y desplazamiento, valores humanos, literatura latinoamericana
ISBN: 9789585474307
editor: eLibros Editorial - Laguna Libros
publicado: 2018-10-10T00:00:00+00:00


ESO

¿Eso?

Era eso y no otra cosa.

¿Estás seguro?

Absolutely, darling!

Se lo habían dicho en la clínica. El resultado impreso en el papel no cambiaría por más que ella lo revisara, pero la dejaba tratar. ¿Qué podía hacer él? No era de los que lloraban por algo así. ¿Qué quería que hiciera ella?

Nada, tú.

¿Qué más podía hacer?, le había dicho su jefe esa mañana. La señora pedía que fueras tú quien la ayudara. Entiendo. Lamentaba haberlo hecho quedarse un poco más de lo acordado. No se preocupe. ¿Crees que llegas a tiempo a tu cita? Haré todo lo posible. Permíteme darte dinero para un taxi. No se moleste. No había sido su intención retenerlo. Lo sabía: podía haberle pasado a cualquiera. Ahora debía correr, tomar el autobús si por fortuna el rápido estaba en la parada cuando pasara por ella, tomar el metro si el horario en las pantallas le convenía o tomar el tren. Su cita era a las 3:15. Todavía podía llegar a tiempo. Nada más necesitaba que todo saliera bien, que algo en la forma en que se mueve la vida y la ciudad estuviera a su favor, que ningún semáforo lo detuviera en su trayecto, que ninguna persona lenta o de esas que caminan viendo al suelo se atravesara en su camino al bajar las escaleras, que no hubiera demoras inesperadas en los rieles, que la recepcionista no fuera demasiado americana a la hora de ver el reloj y no hiciera distinción entre las 3:15 y las 3:17 o las 3:17:45.126, que no sentenciara Tú no te preocupas por las otras personas que están esperando y que entendiera cuando él le dijera Disculpa: Me atrasé porque una clienta de edad avanzada tuvo un problemita en el baño del restaurante en el que trabajo y debí ayudarla. Estaba muy apenada la pobre. Debiste haberla visto. No. La enfermera falla Eres un desconsiderado. No pronuncia la palabra Hispano, pero se siente como si lo hiciera. Él piensa reprogramar la cita, irse y volver otro día en que ambos tengan más calma. Está por decirlo cuando de ella, que ha leído su intención, sale un Siéntate ahí. Espera a que terminemos de atender a las otras personas que están citadas después de ti y que sí vienen a tiempo. No le da opción. Tienes que esperar, manda. Si quieres, llama a alguien para que esté contigo porque el resultado no es bueno.

No podía serlo. Él no estaba al tanto porque no frecuentaba hospitales, pero todo mundo sabía que, si no pasaba nada, el hospital no se molestaba en llamarte para que fueras por tus resultados. Era solo si algo no estaba funcionando bien en tu sistema que te llamaban para asegurarse de que fueras a recogerlos. Si además te daban una cita para hacerlo, debías prepararte para recibir una muy mala noticia. Si encima te llamaban para confirmar que llegabas a la queda, el asunto podía ser mucho más serio. Su amiga lo sabía porque se lo había contado una mujer que vivía en su vecindario.



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